domingo, 6 de mayo de 2012

JDLMD

Allí todo carece de valor. Nada sirve para nada. Nadie es alguien, alguien pasa a ser nadie y así sucesivamente. 
Generaciones de profesionales del escapismo ( de los que gustaban de chocolate y crema ), cucharas oxidadas o dos que no saben que les ha llevado allí. Y como todo carece de valor, ya ni de eso queda.
Por no quedar no queda más que un colchón insomne y un techo que, irónicamente, parece venirse abajo cada segundo. 
Cuando nada importa, allí está. Y con todo, podría decirse que me gusta.