martes, 25 de octubre de 2011

Jonh.

La sala se encontraba casi en penumbra, tan solo iluminada por un viejo farol situado cerca de aquella vieja y desgastada mesa redonda. La luz anaranjada acentuaba los rasgos de Jonh... su pelo cobrizo y ondulado cayendo sobre su frente, sus pecas desperdigadas sobre su tez y aquel inquietante brillo en sus ojos glaciares.
Nos encontrabamos frente a frente en aquella mesa pero ninguno de los dos sabría decir con certeza el tiempo que llevabamos ahí sentados, sosteniendo con manos firmes nuestras últimas cartas.
Nadie tenía la osadía de pestañear, y mientras yo, intentaba inutilmente descifrar el significado de aquel brillo en sus ojos y aquella bien disimulada sonrisa que intentaba asaltar sus labios.
De pronto, toda aquella quietud se vino abajo. Jonh puso sus cartas sobre la mesa, boca abajo y cruzo los brazos sobre su pecho sin alterar lo más mínimo su rostro.
-¿Y bien?-Dijo mientras sus ojos centelleaban más que nunca.
-Put your dukes up, Jonh.
Y fue entonces, solo entones, cuando su sonrisa ganó la batalla y sus pecas semejaron arder sobre su nariz.